Bajo el maquillaje agrietado y los colores marchitos se esconde una historia que pocos quieren ver.
El payaso ríe mientras el mundo arde, transforma el dolor en espectáculo y la tristeza en aplauso.
Su sonrisa no es alegría: es resistencia.
Es el reflejo de una sociedad que prefiere reír antes que mirar su propia oscuridad.
Entre luces y sombras, su mirada vacía grita más fuerte que su risa.
Porque en cada carcajada falsa habita un alma que alguna vez fue libre.